Sunday, January 24, 2016

24 y 25 de enero 2016

24 de enero 2016



Mi pie tiene justo lo que ocupaba; un par de días de descanso y un poquito de terapia de auto-cuido intenso.

El "más de lo que se podía pedir" me lo da la cúrcuma que me unta un chico antes de salir de la casa en donde estamos.


El debate sobre maneras de salir del lago es extenso y nadie recomienda nada preciso a ciencia cierta.

Nos embarcamos con 20 quetzales por las dos en una lancha que nos deja bien lejos del centro de San Pablo. Mejor hubiéramos tomado un tuck tuck por lo mismo y llegar justo al centro.



De igual forma, subir cuesta tras otra con los bultos en la mañana, aparte de la meditación del día, nos permite ver el pueblo completo. Eso no hay quién me lo cobre y tampoco nadie que me lo pague.


San Pablo está en fiesta de su patrono, así que la espera de hora y media por el único bus que va hacia el km 148 nos regocija con bailes en trajes de ceremonia por los hombres del pueblo. Un poquito más de magia de la compañía invisible que nos llevamos en este viaje.



Dejamos "La laguna" y tomamos buses a Huehue.

La lección de la noche tiene que ver con política y los derechos de chicos GBTQI en Guatemala.

Al rato mañana logre caminar a las ruinas :)


25 de enero 2016

Despertamos en Huehue. La luz del sol entra por el ventanal que compone las puertas de este dormitorio privado en el que estamos. Dormitorio privado con varias camas y cobijas es un mini lujo en este tipo de viajes de mochila. ¡Llevamos tanto por dentro! Caminos que asumimos no nos convenían, ahora se re-abren. La vida nos sigue dando; el camino se sigue ampliando. 

Salimos temprano por desayuno para luego caminar unos 45 minutos a ver las ruinas de Zaculeu. Carlos, el amable dueño de esta casa que es ahora nuestro - de nuevo - amabilísimo anfitrión, sale con nosotros al Mercado Central. Dentro del Central, lo que menos hicimos fue comprar. Todas las tiendas vendían múltiples animales ya hechos carne partida en miles de formas y pedacitos. En las afueras, vegetales con un poquito menos de grasa, pero quizás no con menos químicos, nos esperaban a 5 o 4 quetzales la libra o la unidad. Antenoche nos despidieron con una pasta con berenjena y anoche Carlos nos recibió con un arroz con verduras. Hoy pensamos para la noche pasar la pasta del círculo de una casa como agradecimiento a la cocina de ésta. En todo caso, finalmente logramos desayunar sandía. Las frutas grandes no se disfrutan para un viaje de pocos días en algunos lugares si no se comen enteras entre muches. Hoy le mostramos al Carlos a desayunar fruta con avena y un poquito de pan para rematarle al hambre. "Como que se llena uno con esto" fue su resolución medio esperanzadora al final de unos cuantos platos.  El patio que él se tiene es de envidiar ampliamente. A mí lo que me alegra es poder caer en cuenta hoy que casi por todo lado donde pasamos existe la conciencia puesta en práctica de tener un sitio para devolver el residuo orgánico de vuelta a la tierra. 

Salimos, sin más, para las ruinas de Zaculeu. Ésta es la primera vez en el viaje que dejamos que Google Maps sea quien nos guíe. Nos deja el rastro para un buen inicio y lo sorprendente fue que nos diera los atajos para cruzar por potreros. En el camino, tuvimos chance de unos cuantos encuentros con unas pocas curiosidades. Algo como saberse no-normal nuevamente o pensarse moviendo en otras realidades. 




Hasta la principal deja de funcionar el celular y se va para la bolsa. De ahí en adelante, seguimos los rótulos y las calles. No tarda mucho en subirse, realmente, y la vista entre casas de campo y el campo mismo es digna de un andar algo pausado. 

Las ventas afuera nos anuncian la llegada. Es algo como un "chespiritos" al lado de la calle. Estas ruinas repetidamente son muy mal preciadas.

Entrada a nacionales: 5 quetzales
Entrada a nosotras: 10 veces eso; 50 cada una. 

Tal vez si no estuviera la comparación tan explícita, una "ni pedo" tendría. 4 rojos por ver las Ruinas no debería ser queja alguna. A pesar del abrupto desgaste a las cuentas en relación con todísimo lo que compramos en el mercado por 4 entradas de nacionales apenas, sin mucho pensar nosotras pasamos.


Nos hicimos 1 hora de subida y otra de vuelta. En el medio, pasamos unas dos horas en medio de'stos recuerdos y honrando los monumentos. 



La historia es desgarradora. No me interesa cuántas veces la escuche o cuánto me entere ni cuánto tiempo lleve de estar sabiendo de'stas cosas; el relato y las verdades me rompen internamente. 

El pleito entre co-terránexs (que al final somos todes) no deja más que desventajas ante las fuerzas externas. Bien difícil son las colonizaciones, pero peor y más fáciles aún si nos vendemos entre hermanes. 

Agradezco el privilegio de poder recargar energías en medio de'stas tierras al andar descalza. Entre eso, los rezagos y los pinos, una encuentra un poco de valor. Por el viento, también, entran las serenidades. 



Siempre he sabido de la sabiduría de nuestrxs ancestrxs, pero la escogencia de'ste lugar me deja aún boquiabierta. Aquí estamos en medio de sierra, pinos, laderas e impresionante naturaleza. Es un lugar remoto, pero a la vez asequible. Comprender la perspicacia y medición de los lugares de escondite me duelen por toda la sangre. ¿Cómo hace alguien para construir de nuevo su cultura a manera de escondite? Los lugares finales donde toda una población y cultura se resigna por el hambre a su muerte resultan ser aún meros oasis de pura armonía con la tierra y la naturaleza; cetros de pura paz y tranquilidad. 

El silencio sepulcral no deja de ser eso. 

De regreso en la casa, aprendemos más sobre la vida en Huehue. Todo dicho de manos chapinas que se encuentran en una constante lucha. Aún en medio de su esfuerzo, la solidaridad es la que reina de primero. 

Donde menos han tenido, es donde más abundancia nos han ofrecido. 

El viaje sigue siendo ampliamente abundante con nosotras. Pasé de no poder caminar hace dos días a subir a las ruinas por mis propios medios, aún con buses, motos, pick-ups y carros privados subiéndome al lado. Creímos que no veríamos más arriba que Guate y mañana, por dicha, salimos para La Mesilla.  

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